
Tengo un problema, se llama "Padre" y no deja de decirme que suba al club de bonsais a trabajar mis árboles. Árboles que por cierto ni siquiera sabía que tenía, ¿porqué? porque él acepta regalos en mi nombre y llena mi sitio de prebonsais que no conozco que no sé si me gustan y mucho menos voy a tener ganas de trabajar.
Bueno, pues mi querido padre no entiende que estoy harta de los bonsais por su culpa, porque me encantaban hasta que me hizo socia del club, porque..... me gustan las cosas hasta que me las imponen ¿estamos?. No puede pretender que quiera subir a trabajar cosas que no sabía nio que existían. Maldita sea la hora en que acepté hacerme socia, y ¿porqué me hice socia? por que a cada socio se le otorga un espacio de tierrecita, vamos no llega ni a un metro cadrado, para poner tus prebonsais plantados y una mesa donde colocarlos y son regados todos los días. ¿Y todo esto? bueno pues mi querido padre quería espacio para sus cosas, pero le faltaba sitio, y en vez de hacer como el resto y aguantarse y no comprarse más árboles, ¿que hizo? apuntarme para tener más sitio, y que yo tuviese allí un par de cosas, que con el tiempo se han convertido en un montón de árboles que no quiero.
Darme de baja del club no puedo, porque ahora tengo un bosque de coníferas, que espero algún día se parezcan a esto.

Y seguir en el club es un tortuoso camino lleno de reproches, yo no quiero aprender a que nadie me diga que le tengo que hacer a mis árboles, yo quiero que sean árboles, en maceta, pero árboles. Y mi padre no para de decirme que hay que cortarles por aquí, podar esto, quitar lo otro. Pues no, no quiero. ¿No son míos? ¡pues déjalos en paz!
Y por supuesto, para la sección de hoy de !Que le corten la cabeza!: Mi padre por plasta. Ya no me gustan los bonsais, que lo sepas.