Quien entra en este loco mundo..

domingo, 6 de abril de 2008

Minuto de Silencio 13ª parte

((Es mi ojo derecho. Es que la cosa esta vez va de miradas, y yo me tengo más cerca.))


“Otra vez, ahí está.”. Olga se empezó a poner nerviosa y se le aceleró el corazón otra vez. “¿Por qué?”. Y cómo le estaba mirando. Él también le sonreía y ella se dio cuenta de que tenía los dientes algo amarillentos, solo un poco a causa sin duda del tabaco.

Cuando llegó a su lado se quedó a la derecha de Marcos, al tren le faltaba un minuto todavía para llegar o eso decía el luminoso.

-Hola. ¡Cuánto tiempo!-, -Sí, es cierto.- él tampoco sabía cómo empezar una conversación.

La situación se puso algo incómoda, ahí estaban ellos dos, que días entes habían tomado un café juntos, y ahora no sabían de que hablar.

Olga no quería hablar del tiempo, si hacía eso la conversación sería de lo más frío y además se sentiría ridícula. Hasta que soltó –Te vi esta mañana.- y le miró sonriendo, expectante, quería que él hiciese una pregunta y así poder proseguir. -¿Ah, sí? ¿Dónde?-, ahora podía respirar tranquila. –Pues saliendo de la cafetería de económicas, de la grande del fondo, ibas con 2 amigos. Yo estaba encima en la pasarela con una amiga.- tampoco quería contarle que se había quedado allí mirándolos pasar. Sonaría como si le acosara. -¡Ah! Iba camino de la residencia, a la habitación de uno de ellos para comer y pasar la tarde.-. Pero ahí volvió otro silencio. Mientras que estaban allí pasando frío, sonó la entradilla de la RENFE y dos voces que anunciaban el tren con destino a Alcalá de Henares y la vía por donde iba a pasar. A Olga se le ocurrió preguntar -¿Hacia dónde vas?- justo cuando el tren se veía venir desde el túnel que iba hasta Alcobendas San Sebastián de los Reyes. –Vivo en Alcalá.- Olga sonreía, cambiaba la mirada de Marcos al tren, le sorprendieron dos chispazos que dieron los cables de tensión con el techo de los vagones. –Y ¿tú?- Olga había intuido la pregunta, porque oírla en ese momento le resultaba difícil, el tren comenzaba a frenar y hacía bastante ruido. –Yo vivo en Madrid, por Sainz de Baranda.-, Marcos asintió pero no dijo nada, sería inútil hablar hasta que montasen en el tren.

Tuvieron que desplazarse un poco a la derecha para llegar a la puerta. Marcos pulsó el botón, no salía nadie del vagón, aunque cuando entraron si había gente, pocos, pero no irían solos.

A la izquierda en unos asientos de cuatro se fueron a sentar. Olga se puso en sentido de la marcha junto a la ventanilla, Marcos se puso de espaldas, pero no justamente delante de ella, sino en el asiento que quedaba en diagonal. Mantener distancia y espacio era algo innato en él.

“Debería hacer algo”, Fran daba vueltas por la habitación. Desde que se habían ido sus amigos, estaba poniéndose cada vez más nervioso. Iba andando de un lado a otro, pensando una y otra vez en lo mismo. “Claudia….” Suspiraba y se repetía el nombre de ella una y otra vez.

Se sentía inútil, desesperado por hacer algo, indeciso, necesitaba salir de la residencia, pero no debía marcharse, era demasiado arriesgado.

“No puedo creerme que estemos sentados juntos aquí.”. Marcos no había querido sentarse justo enfrente de ella, no había tanta confianza para imponerle a ella su cara todo el tiempo delante, o al menos eso pensaba.

El tren ya había arrancado e iban en dirección Fuencarral, tendrían unos 15 minutos calculaba Marcos y no quería estar todo ese tiempo callado. Pero entonces ella le preguntó de nuevo. –Ya te quedas en este tren hasta Alcalá, ¿no?-, -No, lo cierto es que hago otro trayecto, aunque parezca más largo, en realidad tardo menos. Me bajo en Nuevos Ministerios, cojo la línea 6 de metro y me bajo en Avenida de América, allí cojo un autobús interurbano que me deja en Alcalá al lado de mi casa.-, Olga volvía a sonreír. Lo cierto era que arrancarle las palabras a Marcos era algo difícil.

No sabía porqué pero se puso colorado y miró para el suelo.

Vaya vergüenza que le estaba ando la situación.

-Yo me bajo ahí también, y cojo la línea 6 hasta Sainz de Baranda. Así hoy ya voy acompañada.- volvía a sonreír, “Cómo sonríe esta chica.” Marcos solo logró asentir. Olga estaba mirando al fondo del vagón, ya que por la ventanilla era imposible ver nada, la oscuridad del exterior y la luminosidad del vagón impedían ver otra cosa que no fuera el reflejo del interior.

Estaba claro que entre ellos había una especie de abismo que no sabían como salvar. Se conocían y por lo que creía Olga, no se eran indiferentes, pero no sabían como tratarse.

Aunque no quería recurrir a ese tema, le pareció que la situación iba más allá de la incomodidad, Marcos era incapaz de sacar un tema de conversación en esos momentos.

-Oye. ¿Te has enterado de lo que pasó el sábado en el campus?-, Marcos la miró directamente a los ojos, al menos aquello era una reacción, positiva o negativa sería otra cosa. – ¡Cómo para no enterarme! Es de lo único que se ha hablado hoy, y mañana será lo mismo.-, -Creo que saben quien es la chica ya. ¿No?-, Marcos seguía mirándola. –Sí, se llama Claudia Rivera. Lo cierto es que de algún modo yo la conocía.-, -¡Ah!, lo siento.- Olga creyó meter la pata hasta el fondo en aquel momento, “¿será por eso que me mira así?”. –No, no te preocupes. Es porque era la chica que le gustaba a un amigo mío. Yo nunca había hablado con ella ni nada.-, Olga se sintió algo más aliviada. Casi había podido sentirse más cerca de aquella pobre chica. Cuando a uno no le toca por ningún lado, ni es familia, ni amiga, parece que esas cosas afectan menos, pero cuando se conoce a la persona que ha sufrido un accidente o algo tan horrible como lo que había pasado allí, las cosas eran diferentes.

-Lo cierto es que mi amigo Fran si que lo está pasando mal.-, y volvió a mirar al suelo. –Cuanto lo siento. Debe ser muy duro para él. Es decir, si le gustaba supongo que lo pasará muy mal.-, -Bueno, yo creo que se recuperará, aunque suene mal, pero a él siempre le gusta una y otra chica...- Marcos parecía querer seguir la frase, pero se cortó de repente, -Bueno, si es así se le pasará, no os preocupéis.-.

Sonó la entradilla de la RENFE y la voz de mujer que decía que la siguiente parada era Fuencarral.

-¿Estudias Económicas?-, Marcos por fin le había hecho una pregunta que daría paso a algo más que un sí o un no, sino que provocaría otras preguntas.

-Sí, estoy en 3º factorial. Digamos que con más de 2º que de 3º, pero bueno. ¿y tú?-, -Pues más o menos, en mi 4º año de carrera, pero con un poco de todo en cuanto a las asignaturas.-

5 comentarios:

Goblinoide dijo...

Madre mía, qué nerviosa me ponen las conversaciones incómodas de este tipo ^^U reales como la vida misma, cuando uno no sabe de qué hablar, la otra persona le cae bien pero uno se bloquea y no es capaz de encontrar tema de conversación... ^^U

Anónimo dijo...
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El Extremeño dijo...

Estoy de acuerdo con el goblin, esas situaciones se suelen dar muy a menudo en la vida real. Incluso a un payasete como a mi me pasa de vez en cuando con personas a las que acabo de conocer, pero para eso ya están mis bromas y chistes para suavizar las conversaciones y animarlas, jejeje

Sigue así ^^

Yawmy dijo...

Muy realista la conversación, sí señora! Me gusta, como siempre ^^.

Un consejo nada más..a mí por lo menos me resulta más cómodo leer las conversaciones a línea nueva cada vez que cambia de persona hablando..ha habido un párrafo que he tenido que releer un poco para asegurarme de no equivocarme. Igual soy solo yo, y el post quedaría bastante más largo, pero bueno, por si te sirve ;)

Besiños!

Alfredo M. Pacheco dijo...

Ay ay ay qué habrá hecho el Fran.... je je! Muy bien la conversación. Mira que yo soy tímido y bastante torpón pero estos dos me ganan jaja. Deberían poner messenger en los trenes, ya verías cómo eso ayda.

Saludines!