Quien entra en este loco mundo..

martes, 11 de marzo de 2008

Noname 4


Al poco rato su madre vino y le preguntó si iba a cenar algo, pero él le dijo que se había tomado un café y tenía el estómago revuelto, -No me extraña que estés tan delgado, no comes nada.-, y se fue de la habitación.

Encendió el portátil y puso el Messenger. Nada más conectarse ahí estaba Fran que le abrió una ventana de conversación. Le dijo cuatro chorradas sobre la partida, el punto en el que estaban y donde empezaría más o menos con él el viernes. A Marcos cada vez le parecían más aburridas las partidas de D&D en la Resa. Eran muy monótonas, y Fran no era buen Master. Aunque ya le habían comentado que hiciera que las partidas fueran un poco más realistas (pese a lo imaginario y fantasioso del juego), incluso que podían variar de vez en cuando y jugar a la Llamada de Cthulhu, de forma un poco más actual. Fran se negaba, acérrimo a su Dragones y Mazmorras de toda la vida. Además ahora estaba más pesado todavía desde que hacía unos días había muerto el gran creador Gary Gygax, decía que se lo debían. Como si le hubiese conocido en persona.

La conversación declinó un poco en el otro tema favorito de Fran, la chica que le gustaba. Loco por una chica de su clase que además también vivía en la residencia. Al parecer acaba de verla cuando había bajado a despedir a Diego y a Mario, e incluso ¡OH Dios mío! Ella le había saludado. Fran se volvía loco por una chica todos los nuevos cursos. Y pese a que ya habían sido 4, a ninguna jamás le había pedido una miserable cita, ni tan solo había quedado en grupo. Pero ¿quién era él para meterse con Fran?, que tan solo había tenido una novia “formal” y solo había llegado a darle algún que otro furtivo beso. Con 23 años seguía siendo virgen, él y por supuesto sus amigos. Aunque al parecer Mario ya había perdido la virginidad, con una tal Lorena, el verano pasado, pero claro, las historias veraniegas pueden ser inventadas. Ninguno de ellos había estado allí para comprobarlo, y como cada uno había pasado el verano por su lado, nadie recriminaba. Hasta Marcos contaba como había estado de “rollo” con una amiga del pueblo de su hermana, cosa que si bien no era cierta del todo, no era tanta mentira. Sí que se gustaban, pero no había pasado nada, porque en el fondo Marcos era otro gallina cortado, igual que el resto de sus amigos.

La existencia de Marcos ahora se basaba en la carrera de economía, que algún día terminaría, y quedar para echarse unas partidas de vez en cuando.

Sus amigos de Alcalá salían, por supuesto que salían, pero a él nunca le llamaban, y eso le molestaba, tener que ser él quien llamase siempre, le hacía pensar que ellos no se interesaban en lo más mínimo en que los acompañase. Ni siquiera le comentaban los planes cuando los veía por el Messenger.

Cuando ya estaba tremendamente cansado de leer una y otra vez como Fran ponía por las nubes la forma en que Claudia ( el nombre del nuevo amor platónico de su amigo) le miraba, o hacía todo lo posible porque él la mirase, le dijo que estaba cansado y que se iba a dormir. – ¡Son las 10 y media!-, -Me da igual la hora que sea, yo estoy hecho polvo, el mal tiempo me “aplatana”.-. Se puso en modo no conectado, y vio que Guillermo estaba “online”, así que le abrió una conversación para preguntarle, el porqué le había dejado tirado en la Uni.

Al parecer le habían robado el coche, obviamente era más urgente poner la denuncia pertinente que ir hasta la facultad para darle unos apuntes. Marcos lo comprendió, pero estaba enfadado por el viajecito que se había tenido que dar. Pero ya que estaba le habló de lo que había pasado con la pelirroja de económicas. Por la descripción y el nombre, Guillermo le dijo que era posible que la conociera, por lo visto habían coincidido en Macroeconomía de 1º. Pero Marcos era la primera vez que había visto a esa chica, o tal vez en su estado normal de ensimismamiento no había caído en ver a la única pelirroja natural de toda la facultad.

Ya estaba harto de tanto tecleteo y decidió irse a dormir. -Mañana será otro día- se dijo.

El jueves pasó como siempre, clases a las 9 y cuando dieron las 12 para casa. Lo mismo de siempre, tren, metro y autobús, pero llegó a casa y tenía para comer paella, algo que le ponía de buen humor, porque le encantaba la paella. Terminada la comida se puso a estudiar.

Enclaustrado en su habitación sin ánimo ninguno de salir a ningún sitio sufrió una llamada al móvil, cosa bastante extraña, pues a esas horas no solía llamarle nadie, la siesta era sagrada.

-¿Qué pasa?-, -¿Marcos? Soy Fran. ¿Tienes un minuto?-, -Estaba estudiando, pero sí, dime.-, -Es que como no estás conectado no podía hablar contigo y necesitaba hablar con alguien.-, -¿Qué te ha pasado?-, -Es que verás. No sé si te acordarás de una chica con la que hablaba por Internet mucho.-, -Sí, otro de tus amores platónicos.-, -Pues este no es tan platónico. Esta mañana estábamos hablando como siempre, en plan de amigos. Y no sé como derivó la situación, que acabó diciéndome que yo le gustaba…-, -Claro, y tú no vas a desaprovechar una oportunidad así. Es obvio.-, -El caso es que he quedado con ella. Y bueno quedamos en Alcalá, y quería pedirte un favor, pequeñito, de verdad, que si me ayudaras serías el tío más grande del mundo.-, -A ver, ¿el qué?-, -Quiero que me acompañes, por favor.-, -Joder, pues valla ganas que tengo yo de ir de sujetavelas.-, -Bueno, como sabía que dirías eso, le pedí que llevase ella también una amiga. Así vamos en plan de dos parejitas.-, -Y ¿a ti no se te acorrido pensar en que es probable que siendo las dos de Alcalá, cabe la posibilidad de que las conozca, y que en un pasado cercano, en el colegio o en el instituto, tuviéramos problemas, nos llevásemos mal o algo por el estilo?-.

Al final accedió. Era demasiado blando como para decirle que no. Y la cosa quedó en que el sábado tenían una cita doble. Ya había tenido varias quedadas de ese tipo. Era el amigo comodín, para la amiga comodín. Y por supuesto la amiga sería bajita, regordeta, tal vez gafas y aparato dental, y aunque el aspecto físico de la chica a él no le importase, porque total solo tenía que hacer el favor de acompañarla durante los ratos en que la otra pareja se estuviese metiendo mano, por algún otro rincón del bar, la chica sería una repelente feminista, que se estaría quejando toda la noche del lugar en el que la había metido su amiga. Sí, sería un sábado cojonudo, aguantando a cualquier bicho raro.

1 comentario:

Yawmy dijo...

Sigo diciendo que el relato mola, le pese a quien le p..ah no, que nadie dice que no le guste! :D

The plot thickens, que dicen los inglispiking pipol, seguiré pasandome y leyendo!