Marcos salía de su última clase. Tenía que llamar a Fran, a ver en que cafetería comían hoy.
-¿Fran? ¿Bajas o subo a
Se pusieron a hacer cola. Marcos calculaba que probablemente entrarían en el siguiente bus, pero lo de sentarse…. iba a ser que no.
-Estoy nervioso.-, -Ya se te ve. Quizá si dejaras de pegar saltitos histéricos no se notaría tanto.-, -Oye Marcos. Ya sé que no te hace ilusión, pero macho llevas unos días tremendamente borde. Te lo he estado aguantando, pero ya estás de un insoportable…. O nos cuentas que coño te pasa o recapacita un poco antes de decir las cosas. Si llego a saber que te ibas a poner como una fiera no te abría dicho que me acompañases. Te considero un amigo, pero tío, ya está bien.-, Marcos se quedó sorprendido, Fran pocas veces hablaba en serio, y si lo hacía y echaba la bronca era realmente porque estaba hasta las narices. Y era verdad que llevaba días sin ganas de nada, y estaba a la que saltaba. En realidad no tenía explicación, sencillamente la vida le estaba pareciendo excesivamente monótona y aburrida. Si hubiese sido una chica, lo achacaría a la regla, como hacía su hermana en casa cuando daba malas contestaciones.
-Lo siento. En realidad no sé que me pasa. Perdona tío.-.
Llegó un bus y por fin la fila de gente empezó a avanzar. Llegaron a entrar pero como pensaba Marcos se tuvieron que ir para atrás y se quedaron de pie.
Cuando arrancó el bus, Marcos buscó donde agarrarse, principalmente solía cogerse al cabecero de un asiento, para no tener que ir con los brazos para arriba durante más de un minuto, acababa con un dolorcillo muy molesto por la postura.
Fran se le acercó al oído un poco y le dijo bajito –Mira a esa pelirroja. Está tremenda.-, cuando Marcos miró hacia donde le señalaba Fran con la cabeza vislumbró el pelo rojizo entre algunas otras cabezas. Estaba sentada y de espaldas, pero como iba hablando con la chica de su izquierda de vez en cuando se le veía de perfil.
Marcos la reconoció, era la misma chica que a principios de esa semana había salido corriendo de la facultad y se había quedado llorando bajo la lluvia. Olga, la chica con la que había tomado un café y había intercambiado unas palabras cordialmente, ya que no se podía decir que hubiesen mantenido una conversación muy amena.
Parecía otra, hablaba y reía con su compañera de asiento, sin duda alguna amiga suya.
Fran volvió a hablarle –Si es que a mí las pelirrojas…puff.-, no hacía falta que le dijese más, ya sabía perfectamente su problema con las mujeres, que le gustaban todas.
Olga había visto ponerse en la fila, más atrás de donde estaba ella y su amiga, al mismo chico que días atrás le había estado medio consolando. La verdad es que le hubiese gustado saludarle, pero tal y como se habían despedido en la cafetería era muy probable que ni siquiera quisiera dirigirle la palabra, pensaría que estaba loca.
Con él mismo ánimo de intentar saludarle, se había sentado en el bus, y cuando Marcos había pasado por el pasillo le había estado mirando, pero él solo miraba el suelo. Tal vez la había visto pero no quería saludar, total, ¿qué mas daba? eran unos completos extraños.
Cuando nos queremos hacer notar, que nos miren o llamar discretamente la atención hablamos como cotorras, reímos un poco más alto que de costumbre, gesticulamos más y nos movemos cada dos por tres con cualquier excusa. Así que eso era lo que estaba haciendo Olga. Tal vez no lo hacía aposta, pero inconscientemente tenía ganas de llamar la atención de Marcos, que supiese que estaba allí.
Cuando el autobús llegó a Plaza de Castilla, la gente empezaba a empujar ligeramente al de delante para aglomerarse en la puerta. ¿qué más le daría a la gente esperar un poco y salir todos ordenados?.
Pues no, Marcos estaba siendo empujado hacia delante, con la marea humana. A la altura de los asientos donde estaban Olga y su amiga, se paró cortésmente para dejar que salieran, la chica rubia se levantó y ni dio las gracias, cosa bastante normal. Entonces Olga se levantó y le miró, le dijo un solo hola, sonrió y salió al pasillo, justo por delante de él.
Bajaron del autobús, Marcos y Olga se quedaron mirando, como si quisieran comenzar una conversación, pero entonces Fran empezó a tirar de Marcos insistente, le quería dirigir hacia la derecha. Y la amiga de Olga cogió por el brazo a ésta y tiró de ella hacia la izquierda. El resto fue cosa de la marea de gente que siguió bajando del autobús.
1 comentario:
Vaya!
Hacía un tiempo que no me pasaba por aquí y casi pensé que me había equivocao de página, jaja. Nueva imagen y un montón de entradas nuevas.
Me ha gustado la historia. Iré leyendo el resto poco a poco. Te invito a ti y a tus lectores a pasaros por mi blog y descargar el articulo sobre el canon digital.
Saludos a todos!!!
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